En España, las mujeres con discapacidad se enfrentan a una doble desigualdad a la hora de acceder y participar en el mercado laboral: por una parte, la provocada por la discapacidad y, por otra, la provocada por la cuestión del género. El efecto de ambas desigualdades limita su contribución plena a la generación de las rentas del trabajo y supone un importante coste de oportunidad para el desarrollo económico del país.