A nivel profesional, el cáncer me ha aportado mucho

16/Marzo/2023
Cuando me comunicaron que era una de las cinco finalistas de la última edición del Reto Pelayo Vida 2022 pensé que esta experiencia supondría el punto final a dos años de fragilidad e incertidumbre. Lo que no imaginaba es que en realidad este reto deportivo supondría el inicio hacia una vida más consciente, convirtiéndome en una versión mejorada de mí misma.
Fui diagnosticada de cáncer de mama en una revisión rutinaria el 22 de julio de 2020. Ese día mi proyecto de vida saltó por los aires. En las semanas y meses siguientes me sometí a un tratamiento completo con quimio, cirugía con mastectomía y vaciamiento axilar, radioterapia y reconstrucción. En este momento continúo con un tratamiento hormonal. Durante el proceso busqué ayuda psicológica y me uní a grupos de mujeres que estaban pasando por la misma situación. Este acompañamiento fue clave para darme cuenta no solo de que se puede, sino de que es necesario vivir con ilusión y con ganas de marcarse retos más allá de la enfermedad.
Era consciente de la importancia del deporte en un proceso oncológico, por su ayuda para llevar mejor los tratamientos y eliminar su toxicidad. Para mitigar los efectos secundarios busqué deportes de bajo impacto y descubrí el remo en Barco Dragón, que a día de hoy me tiene totalmente enganchada. El Reto Pelayo aparece en mi vida al conocer en el equipo de remo a dos expedicionarias de ediciones anteriores. Ellas me animaron a rellenar y presentar mi solicitud. Se trata del mayor proyecto deportivo de sensibilización en la prevención del cáncer de la mujer que existe a nivel internacional. En 2022 ha cumplido su 8ª edición y se ha llevado a cabo en Jordania.
Cinco mujeres fuimos seleccionadas para representar a las miles de mujeres que están pasando o han pasado cáncer. En esta edición mis compañeras y yo hemos rapelado el Wadi al Mujib (1.300m) junto al mar muerto, recorrido 285Kms en bicicleta de montaña atravesando las dunas del desierto hasta los cañones de Petra, escalado la segunda cumbre más alta de Jordania, el Jebel Rum (1734m), y buceado en el Mar Rojo. Esta experiencia ha supuesto una superación tanto física como mental. Tengo la sensación de que ya nada puede pararme, me caiga las veces que me caiga.
Trabajadora desde 2007 en la Fundación Once de Perro Guía como cuidadora de perreras, la bonita experiencia de acompañar en varias ocasiones a grupos de afiliados a por su perro guía en la escuela de Rochester (EE UU) hizo que siguiera formándome en el área de la discapacidad. En 2017 surge la oportunidad de formarme como Técnico de Rehabilitación en la ONCE y poder así desarrollar mi actual puesto, en el que trabajo con niños y adolescentes dentro del Centro de Recursos Educativos de Madrid. A nivel profesional el cáncer me ha aportado mucho. He podido comprobar en mi propia piel que la vida es todo superación y así se lo trasmito a mis alumnos.